La novela que reseñamos comienza en una estación ferroviaria de Mostar. Allí se encuentran al acaso los dos protagonistas. Estamos en los años de la guerra de Yugoslavia y ambos huyen de una Sarajevo destrozada por las armas. Franz es un adolescente que ha perdido a su familia y a sus amigos y lleva todavía las manos pintadas de azul, porque hasta hace bien poco podía jugar con sus colegas a ser un extraterrestre; e Illia, un músico de treinta y pocos años, que deja atrás su carrera en una orquesta y un amor no correspondido.