Existen dos tipos de muñecos en todas las casas donde hay niños: los que pasan la noche, amontonados, dentro de una caja y los que lo hacen en una cama, arropados, con almohada y todo. Estos últimos gozan de un estatus especial, conocen a sus dueños mejor que nadie y duermen con un ojo abierto. En casa de Pablo, dentro de su habitación, también ocurre esto. Pero los juguetes de Pablo son más traviesos y se atreven a salir de la caja para seguir jugando bajo la luz de la luna.