150 años de “Max und Moritz”

Max und Moritz (1865)“Se han escrito tantos cuentos
sobre niños turbulentos,
como el de estos dos malvados
Paco y Pedro así llamados,
que en lugar del buen camino
eligieron mal destino”.
(Max und Moritz auf Spanisch, 2008)

Hace 150 años se editó en Alemania por primera vez un librito muy singular que abrió un nuevo camino en la historia de la literatura infantil: Max und Moritz (Múnich: Braun & Schneider, 1865). En él, en un prólogo, siete ‘travesuras’ y un epílogo, se cuenta a través de dibujos y versos la vida de dos muchachitos revoltosos. Su autor, Wilhelm Busch, poeta, dibujante y pintor alemán, fue creador de numerosas historias ilustradas para niños y adultos, que gozaron en su tiempo de mucha popularidad y que le concedieron más tarde el apelativo de “padre de la tira cómica”.

El contenido de Max und Moritz, sin embargo, alcanzó también polémica desde sus orígenes, cuando ya en ese entonces se le cuestionó el poder ser objeto de mal ejemplo para cualquier pequeño lector; y es que algunos pasajes del libro podrían ser considerados incluso en la actualidad como lectura non grata por alguna asociación protectora de animales, u otra institución de lucha contra el maltrato infantil. Son pocos los que podrían hallar cierto efecto moralista o pedagógico en el libro —que no estuvo en la intención de su autor— remontándose a la tradición literaria de un exemplum ex negativo medieval, que lo que buscaba era pintar un cuadro malo para enseñar lo que no se ha de imitar. Con todo, Max und Moritz se sigue leyendo en Europa y el mundo —si bien en Latinoamérica es casi desconocido— con la vigencia de un clásico, gracias a las muchas traducciones que se han hecho del mismo, que han significado la superación de grandes desafíos, no sólo lingüísticos, sino literarios y culturales.

Vida de Wilhelm Busch

Wilhelm Busch (Edgar Hanfstaengl, 1860)En la actualidad, la vida y obra de Wilhelm Busch se encuentra muy bien documentada en el museo que lleva su nombre en Hannover; por otro lado, la asociación que también lleva el nombre del autor editó un libro completo de su vida y las repercusiones de Max und Moritz por el 125° aniversario de su publicación (Guratzsch, 1990).

Se sabe que Wilhelm Busch nació en Wiedensahl, una localidad campestre a las afueras de Hannover, un 15 de abril de 1832, como el primogénito de siete hermanos. Ahí vivió su primera infancia hasta que a los once años fue entregado a la tutela de su tío Georg Kleine, el párroco de Ebergötzen, en Göttingen, donde transcurrió su tiempo escolar entre el campo y el molino del padre de su mejor amigo, lugar retratado en Max und Moritz.

Inició sus estudios superiores como Técnico de Maquinarias en el Politécnico de Hannover y cinco años después se cambió a la Academia de Artes de Düsseldorf, para más tarde continuar en la Real Academia de Bellas Artes de Antwerpen. Enfermó de tifus en 1853, por lo que se refugió en su pueblo natal por un tiempo, dedicado a la apicultura y a coleccionar cuentos, leyendas y canciones. Al año siguiente se mudó a Múnich e ingresó a la Academia de Artes Gráficas entregándose de lleno a su carrera como dibujante y caricaturista en libros y revistas con materiales del teatro y la literatura, hasta que contactó con la editorial que lo consagró (1990: 43-45).

La gloria, no obstante, no le trajo beneficios monetarios, ya que el autor había vendido los derechos de su obra a su editor por una irrisoria suma de dinero, sin imaginar el rotundo éxito que el librito ilustrado llegaría a tener. Desde que saltó a la fama hasta el día de la muerte de Wilhelm Busch, en 1908 en Mechtshausen, Max und Moritz ya había sido traducido a muchos idiomas.

Max und Moritz y otras obras de su autor

Max und Moritz es una historieta ilustrada, donde dos niños del campo hacen de las suyas, burlándose de las personas que los rodean de una forma sórdida y muy cruel: ponen una trampa a cuatro pollos de una vecina viuda, que terminan ahorcados; la viuda, resignada, los cocina, pero ambos niños traviesos se roban los pollos asados por la chimenea, haciendo creer a la dueña que se los ha tragado su perro, al que por ello le cae una terrible paliza; luego le tienden una trampa a un sastre, provocando que caiga a un río y casi se ahogue; el maestro de la escuela no se salva y su pipa, que antes ha sido llenada de pólvora por Max y Moritz, vuela en pedazos cuando la enciende; la broma siguiente es gastada a un tío cercano, a quien ponen cientos de escarabajos en la cama; finalmente se infiltran en la panadería del pastelero, quien los hornea sin piedad después de cubrirlos con masa, ellos roen las galletas y casi escapan; el pastelero los atrapa y los lleva al molino, donde son triturados y luego devorados por dos ocas. Al final nadie en el pueblo llora sus muertes.

Max y Moritz

Las obras anteriores de Busch aparecieron en la misma editorial, Braun & Schneider, desde 1859, aunque primero fueron publicadas en entregas periódicas en los volantes Fliegende Blätter o en la serie de Münchener Bilderbogen, y luego reunidas en forma de libro. En su caso, Max und Moritz apareció directamente como libro (Guratzsch, 1990: 21). Tras su éxito, Busch publicó un par de obras más en esa misma editorial —Hans Huckebein, der Unglücksrabe en 1867/68; Die kühne Müllerstochter en 1868; Schnurrdiburr oder die Bienen en 1869, que apareció con el detalle de ser “del mismo autor de Max y Moritz“— y finalmente tan solo unas pocas entregas en los conocidos boletines hasta 1871, después de lo cual el autor cambió de editorial debido a ciertas discrepancias, no solo en lo referente a los honorarios. Así, continuó trabajando con apoyo de su amigo Otto Bassermann, bajo cuyo sello editorial publicó de 1872 a 1884: Die Fromme Helene, Bilder zu Jobsiade, Pater Filucius, Der Geburtstag, Dideldum!, Kritik des Herzens, Abenteuer eines Junggesellen, Herr und Frau Knopp, Julchen, Die Haarbeutel, Fipps der Affe, Stippstörchen für Äuglein und Öhrchen, Der Fuchs. Die Drachen, Plisch und Plum, Balduin Bählamm, Maler Klecksel (1990: 46-47).

Hansel y Gretel - Wilhelm Busch

Hansel y Gretel – Wilhelm Busch

Breve historia de las traducciones de Max und Moritz

Max y Moritz (Impedimenta)El catedrático alemán Manfred Görlach fue el primero en hacer un recuento de las versiones que se publicaron en otros idiomas, al menos hasta comienzos de la década de 1980: aproximadamente 129 traducciones en más de 40 lenguas. Según este estudioso de Max und Moritz, destino comparable le tocó vivir solo a Lewis Carroll, nacido el mismo año que Busch y quien se dedicara por igual a las artes gráficas, en especial a la fotografía, y publicara su primera obra, Alicia en el país de las maravillas, también en 1865.

En 1887 ya existían cinco traducciones de Max und Moritz al japonés, una de ellas en letras latinas; así como hasta antes de la muerte del autor, desde 1860 hacia 1908, se llegaron a publicar versiones en danés, inglés, hebreo, letón, polaco, francés y griego moderno. Otras pocas aparecieron en América del Norte y del Sur; y al menos hacia 1940 en Europa no había traducciones a lenguas exóticas, salvo a un par de lenguas de geografías vecinas. Más tarde, el Index Traslationum (Neue Reihe. Paris: Unesco, 1945) llegó a registrar traducciones al africano, armenio y ladino. Aparecieron entre 1980 y 1981 tres versiones en neofrisio y en islandés. Hacia 1982 vendrían las traducciones a tres dialectos alemanes (Görlach, 1982a), a otras lenguas románicas, al latín, a dialectos anglo-escoceses y a lenguas criollo-africanas; y se ha llegado a publicar más de una versión en un mismo idioma sin que necesariamente cada nueva supere a la anterior (Görlach, 1982b: 149-151). En el 2007, con motivo del 175° aniversario del nacimiento del autor y por el centenario de su fallecimiento, se publicó en Alemania una reunión de diez traducciones a dialectos del alemán (Busch, 2007).

Max y Moritz - Ucrania

Max y Moritz, edición ucraniana de 1921

Maus und MolliEn punto aparte no puede dejar de mencionarse una parodia curiosa, creada por Wilhelm Herbert (Múnich: Braun & Schneider, 1949), quien imitando Max und Moritz en su estructura textual y métrica da vida a dos niñas, igual y peor de pillas que Max y Moritz, llamadas Maus (apelativo cariñoso que suele atribuírsele a las niñas; literalmente significa ‘ratón’ en alemán) y Molli. Ilustran el libro los grabados, no de su autor, sino del dibujante Carl Storch, que también siguen el estilo de Busch. En este caso y de primera intención podría creerse que se trata no de una traducción, sino de un traspaso de la historia a la óptica de otro género, el femenino, pero la verdadera intención de Herbert parece haber sido más bien —como lo anuncia en los primeros versos de la historieta— demostrar que las niñas pequeñas pueden ser tan crueles como los varoncitos: Freilich meint man, so ein Mädel / Sei stets fleißig, brav und edel. / Aber leider auch bei Ihnen / Gibt’s nicht lauter emsige Bienen (“Claro, uno piensa, una niña así / debe ser buena, hacendosa y zahorí. / Pero qué pena, tampoco son pocas / las más ruidosas, cual abejas locas…”).

Maus und Molli - William Herbert

Maus und Molli – Wilhelm Herbert

Así, hace que Maus y Molli entierren alfileres en un pastel para que todos los invitados de tía Dorotea se atoren; las niñas dejan que una vaca se alimente de pintura mezclada con mantequilla hasta explosionar de flatulencias; roban a dos gemelos bebés de la cuna para pasearlos sobre un perro por un jardín; liberan a una ardilla, una rana, un pato, que causan destrozos en casas y colegio, etc., y finalmente son jaladas por Acuario hacia la corriente de un río y terminan en el mar, donde son devoradas por dos tiburones. En el epílogo, al igual que en Max und Moritz, nadie lamenta sus muertes, por el contrario, todos se alegran de que hayan desaparecido las terribles criaturas.

En síntesis, los más recientes estudios calculan que ya se han llegado a las 281 traducciones en unos 51 diferentes idiomas y dialectos (Ramírez, 2009).

Los desafíos de las futuras traducciones de Max und Moritz al español

En el referido estudio de Ramírez (2009) se han recopilado siete versiones —1930/1940, 1959, 1982, 1988, 1990a, 1990b, 2001— en español, y entre tanto puede haberse publicado alguna otra versión entera o fragmentariamente. Estas diferentes traducciones dan cuenta, ya en el título, de las divergencias notables y los grandes retos que presenta la traducción del libro ilustrado alemán (cuyo título original es Max und Moritz. Eine Bubengeschichte in sieben Streichen, con el significado literal de “Max y Moritz. Una historia de chiquillos en siete travesuras”).

En las conocidas versiones al español los nombres originales de Max y Moritz han sido cambiados por diferentes opciones: “Juan y José”, “Roque y Juan”, “Pepe y Paco”, “Paco y Pedro”, pero también dejados tal cual: “Max y Moritz”. Al texto se le denomina “historieta” en su mayoría, pero también “historia”; por otra parte, se le agrega “de niños”, “de chicos”, “de dos criaturas” y “de dos pillos”; sin embargo, una versión no atribuye ese nombre a los protagonistas, sino a los lectores “para niños”. Finalmente, todos coinciden en traducir la palabra “Streich” —con una carga muy negativa en alemán, que casi se acerca más a la menos poética de “malacrianzas”— como “travesuras”.

Por su parte, no son pocos los especialistas que han hablado de algunas decisiones primordiales que hay que tener en cuenta a la hora de traducir Max und Moritz, basadas en la pregunta por el tipo de lenguaje al que se ha de traducir, si debe seguir al de la época del autor o al de la época del receptor; o decidir si el texto será traducido para niños o para adultos; qué tanto debe el traductor seguir los dibujos de la historieta y si se debe seguir la forma original en verso (Görlach, 1997); y para el caso concreto del español, la disyuntiva mayor parece surgir frente a la elección de una opción entre la riqueza de las variedades del español (Enciso/Mensching, 2008: 77-78), lengua pluricéntrica; cuestiones todas que se hacen extensivas a las traducciones de literatura infantil al español, en general.

Lo cierto es que las mayores barreras contra las que hay que lidiar en Max und Moritz parecen estar, pues, en los juegos graciosos de palabras y las frases irónicas, donde el traductor ha de conciliar ilustraciones, rima, metro y significado cultural. Pese a todo, el verso en español podría cooperar bien, pues precisamente el troqueo de cuatro tiempos —el trochäischer Vierheber en alemán, en el que está compuesto Max und Moritz— se utilizó entre los románticos alemanes para imitar las medidas de las estrofas de los romances españoles, aunque sin rima; de ahí que en alemán se le denomine “troqueo español” al troqueo sin rima. Así las cosas, una traducción de Max und Moritz al español debería lograr saltar en buena medida estos desafíos.

Max y Moritz

Bibliografía

Busch, Wihelm (2007): Max und Moritz. Mundartgerecht. Görlach, Manfred (ed.). Múnich: Deutscher Taschenbuch Verlag.

Enciso, Rosa y Guido Mensching (2008): “Epílogo”. En: Busch, Wilhelm (2008): Max und Moritz auf Spanisch. Stuttgart: Reclam, pp. 75-78.

Görlach, Manfred (1997): Max und Moritz in aller Munde. Wandlungen eines Kinderbuches. Köln: Universitäts- und Stadtbibliothek Köln.

–– (1982a): Wilhelm Busch, Max und Moritz in deutschen Dialekten, Mittelhochdeutsch und Jidisch. Hamburgo: Buske.

–– (1982b): “Epílogo”. En: Busch, Wilhelm (1982): Max und Moritz polyglott. Görlach, Manfred (ed.). Múnich: Deutscher Taschenbuch Verlag, pp. 149-164.

Guratzsch, Herwig (1990): 125 Jahre Max und Moritz. Entstehung und Wirkung des berühmten Buches. Wilhelm-Busch-Gesellschaft e.V. (ed.) Stuttgart: Verlag Gerd Hatje.

Herbert, Wilhelm (1949): Maus und Molli. Eine Mädelgeschichte nach Wilhelm Busch. Múnich: Braun & Schneider.

Ramírez Antía, Miren (2009): Texttransfer im Vergleich. Wilhelmsfeld: Gottfried Egert Verlag.


Ofelia Huamanchumo de la Cuba
Dr. phil. Filología Románica (LMU), Alemania.
M.A. Hispanística, Literatura comparada y Literatura alemana (LMU)

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