Nuevas formas de abordar los clásicos en el instituto

“Si tuviera que llevarme un solo libro a una isla desierta,
preferiría ahogarme en el naufragio”.

Eduardo Mendoza

Foto: Luis Miguel Bugallo Sánchez

Foto: Luis Miguel Bugallo Sánchez

Todos estamos de acuerdo en que los institutos son un agente fundamental en el proceso que pretende reafirmar el binomio lectura-adolescentes. Como parte del currículo escolar es obligado el conocimiento de los llamados “clásicos”; sin embargo, ¿es posible aunar la difusión de estos títulos con las nuevas formas de leer que tienen las actuales generaciones?

Partimos de una premisa fundamental: el profesor debe estar convencido de ello, no podemos afrontar una renovación en este tipo de propuestas si el docente sigue considerando en su fuero interno aquello de “si yo me lo leí y lo agradezco, ellos también lo harán”. Está demostrado que, la mayor parte de las veces, ofrecer el listado de títulos, tal cual, independientemente de la edición elegida y del criterio con el que se ha confeccionado, provoca rechazo tanto en los lectores habituales como en aquellos que no tienen esta afición.

Por qué leer los clásicos (Italo Calvino)Otra premisa importante: definir qué titulo es considerado “clásico”. ¿Aceptamos alguna de las catorce definiciones que esbozó Italo Calvino? Nosotros podemos etiquetar así a una obra del siglo XVIII que consideramos maestra, renovadora, innovadora, revolucionaria… Pero para ellos el concepto puede estar relacionado con historias adictivas, que les han hecho felices, nacidas en el tiempo que conocen, independientemente de la época en la que estén ambientadas.

¿Son clásicos El Señor de los Anillos o Juego de Tronos? Tal vez el adolescente considera así Memorias de Idhún y no aquellas portadas que únicamente reconocen en las estanterías del salón de su casa, o donde quiera que repose la biblioteca familiar.

Para hacernos una idea, hace unos años, en una actividad relacionada con el cine diseñada para los adolescentes que acudían a la Sala Juvenil de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en Salamanca, descubrí que muchos de ellos utilizaban el calificativo de “clásico” para referirse a películas rodadas ¡a comienzos del siglo XXI! (como Gladiator, de Ridley Scott).

Si partimos de la acepción tradicional de obras clásicas debemos pararnos a reflexionar en cómo afrontar su difusión en el aula. Son nuevos tiempos, diferentes lectores, y tal vez podemos conseguir que conozcan lo más granado de la Historia de la Literatura llevando a cabo una serie de iniciativas sencillas:

– Establecer un mapa de autores u obras fundamentales que ayuden al joven a conocer cronológicamente el desarrollo de un determinado género o que reflejen los cambios de cada etapa histórica de forma divertida. Para configurar tu propia infografía puedes utilizar la herramienta www.easel.ly. En este enlace tienes un tutorial para hacerte rápidamente con el uso de este interesante recurso.

– Seleccionar fragmentos muy representativos del estilo de escritura que quieres dar a conocer, en el que se reflejen aspectos particulares que se quieran destacar o que aporten una idea de cómo era la sociedad del momento, y trabajar únicamente a partir de la lectura, utilizando soportes atractivos, de estos textos.

La Isla del Tesoro– Relacionar los pasajes elegidos con otras obras actuales que traten los mismos temas o hagan referencia a los mismos, o acercarse a ediciones seductoras y novedosas de historias de siempre. Anaya ha vuelto a recuperar Platero y yo en una versión ilustrada que conmemora el centenario de su publicación, abundan las reediciones de aventuras inolvidables revisitadas con la ayuda de grandes ilustradores (Moby Dick, La isla del tesoro…); Kalandraka, una editorial gallega que siempre ha estado en la vanguardia, recupera y reedita historias que estuvieron descatalogadas, como el clasicazo para todas las edades Donde viven los monstruos.

– Se sugiere rechazar las adaptaciones, que han ido estableciéndose como lecturas obligatorias en algunos centros escolares durante los cursos anteriores y limitan la capacidad crítica del lector. Si se trabaja con colectivos con carencias o dificultades importantes de tipo intelectual se puede optar por los títulos asociados a los diferentes proyectos vinculados a la Lectura Fácil. Hay interesantes iniciativas al respecto en Extremadura, Cataluña, Euskadi o Castilla y León (Valladolid).

– Seleccionar comics y álbumes ilustrados que tratan las mismas historias desde otro concepto artístico y literario. Es bueno, en este sentido, recuperar textos como Carmilla, de Sheridan Le Fanu y Ana Juan (FCE); o propuestas transgresoras como Robinson Crusoe, de Ajubel (Media Vaca).

El blog de Cyrano (Rosa Huertas)– Introducir títulos de literatura infantil y juvenil directamente relacionados con grandes obras de la Literatura Universal, que les hagan conocer algunos datos sobre ellas (El blog de Cyrano, Tuerto, maldito y enamorado, Los soldados no lloran, Alerta Bécquer, Lanza en astillero: El caballero Don Quijote y otras sus tristes figuras).

– Diseñar una programación junto a los compañeros del departamento de idiomas para favorecer la lectura de textos en la lengua en que fueron escritos, y ayudar a conocer las expresiones originales y la lectura crítica de historias universales, leídas desde otro punto de vista. Conviene recordar que si tenemos oportunidad de disponer de aplicaciones para tabletas, buena parte de ellas ofrecen la posibilidad de leer en inglés, francés y castellano.

– Insistiendo en el soporte digital, divulgar literatura en formato app, diseñada especialmente para atraer a todo tipo de lectores. Existen buenos ejemplos para los más pequeños, como el proyecto Touch of classic. También hay interesantes antologías de relatos firmados por autores como Edgar Allan Poe o Lovecraft (iPoe o Lovecraft Collection), entre otros muchos.

Las aventuras de don Quijote (Touch of Classic)

– Sorprende encontrar, en pleno siglo XXI, bibliotecas escolares en donde los libros reposan tras vitrinas cerradas, una forma de alejar la posibilidad de acceder a la lectura a todos los jóvenes que se refugian en ellas para estudiar. Ofrecer las obras, sean “clásicas” o no, de forma atractiva y, sobre todo, sencilla.

Tal vez la adolescencia, ese periodo en el que se pierden tantos lectores voraces infantiles, no es el mejor momento para acercarse a Unamuno, El Quijote y otros iconos de nuestra literatura. Eso no significa que, pasados unos años, el propio hábito que tal vez consigamos crear en ellos al elegir adecuadamente el camino haga que sean los propios jóvenes los que se interesen por autores y obras canónicas.

Breve bibliografía y webgrafía fundamental

ARGÜELLES, Juan Domingo. ¿Por qué es un problema la lectura? Publicado en revista cultural Este País. Tendencias y Opiniones, enero 2012.

CALVINO, Italo. Por qué leer los clásicos. Madrid: Siruela, 2012.

CERRILLO, Pedro C. Los nuevos lectores. La formación del lector literario. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2007.

SILVEYRA, Carlos. Los clásicos a su debido tiempo. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2009.

DELGADO, Lucas. Otra forma de leer los clásicos. Publicado en Educ.ar, portal educativo del Ministerio de Educación de Argentina, marzo 2014.

GARCÍA, Carlos. Leer a los clásicos. Publicado en Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, nº 58.

GÚZMAN, Carmen. Forzar a los jóvenes a leer clásicos es un error para promover la lectura. Publicado en Diario Información, Alicante, mayo 2008.

MILLÁN, José Antonio. Porque sí. Calvino y la necesidad de los clásicos. Publicado en El País, mayo 1992.

NAVARRO, Rosa. Dificultad de los jóvenes para leer los clásicos (video). Publicado en V Jornadas de Bibliotecas Escolares de Extremadura, febrero 2014.

NOIR, Lady. Los adolescentes y la literatura clásica. Publicado en el blog literario juvenil La orden del Lector, octubre 2012.

OLMOS, Alberto. Por qué no leer a los clásicos. Publicado en hkkmr.blogspot.com.es, blog personal del escritor, agosto 2010.

ORTEGA, Jesús. Por qué leer los clásicos. Publicado en El País, julio 2009.

PASCUAL, Emilio. Los pilares de la literatura y sus corrientes subterráneas (De Odiseo a “Ulises”). Epílogo: “¿Por qué leer los clásicos?“. Publicado en Revista de Oportet Editores.

Grupo de trabajo del CEP de Sevilla sobre la lectura de los clásicos en Enseñanzas Medias: leerclasicos.wordpress.com.

Post en Biblogtecarios que analiza la relación entre los “clásicos” y los institutos.

Blog Canal Educación: Como fomentar el odio a la lectura.

Blog DesEquiLIBROS: ¿Por qué leer a los clásicos?

Algunos clásicos que se siguen leyendo ininterrumpidamente y al completo en muchos institutos de España desde la EGB:

  • La Iliada
  • La Eneida
  • Anna Karenina (L. Tolstói)
  • El retrato de Dorian Gray (Oscar Wilde)
  • El Conde de Montecristo (Alexandre Dumas)
  • Las uvas de la ira (John Steinbeck)
  • El coronel no tiene quien le escriba y Cien años de soledad (Gabriel García Márquez)
  • Orgullo y prejuicio (Jane Austen)
  • El Quijote (Miguel de Cervantes)
  • Cinco horas con Mario y Los santos inocentes (Miguel Delibes)
  • Luna de Lobos (Julio Llamazares)
  • La plaza del diamante (Mercé Rodoreda)
  • Nada (Carmen Laforet)
  • Un mundo feliz (Aldous Huxley)
  • 1984 (George Orwell)
  • Los Miserables (Victor Hugo)
  • Grandes Esperanzas (Charles Dickens)
  • La edad de la inocencia (Edith Wharton)
  • Crimen y castigo (Fiódor Dostoyevski)
  • Obras puntuales de todo tipo de autores vinculados a la Generación del 98 y del 27
  • Ensayo sobre la ceguera (José Saramago)
  • El Padrino (Mario Puzo)
  • Trilogía La Fundación (Isaac Asimov)
  • El Señor de los Anillos y El hobbit (J.R.R. Tolkien)
  • Cronicas de Narnia (C.S. Lewis)
  • Historias de Terramar (Ursula K. Le Guin)
  • ¿Por quién doblan las campanas? (Ernest Hemingway)
  • Matar a un ruiseñor (Harper Lee)
  • Entre visillos (Carmen Martín Gaite)
  • La Regenta (Leopoldo Alas “Clarín”)
  • Episodios nacionales y Fortunata y Jacinta (Benito Pérez Galdós)
  • La insoportable levedad del ser (Milan Kundera)
  • Farenheit 451 (Ray Bradbury)
  • Memorias de Adriano (Marguerite Yourcenar)
  • Don Juan Tenorio (José de Zorrilla)
  • Rimas y leyendas (Gustavo Adolfo Bécquer)
  • San Manuel Bueno Mártir (Miguel de Unamuno)
  • La familia de Pascual Duarte (Camilo José Cela)
  • Historia de una escalera (Antonio Buero Vallejo)
  • Platero y yo (Juan Ramón Jiménez)
  • Las bicicletas son para el verano (Fernando Fernán Gómez)
  • Un viejo que leía novelas de amor (Luis Sepúlveda)

Lorenzo A. Soto Helguera es coordinador de programas con lectores adolescentes, y especialista en LIJ y cómic.

2 comentarios en “Nuevas formas de abordar los clásicos en el instituto

  1. Adriana Franco
    01/05/2015 a las 14:37

    Gracias por compartir este artículo, me pareció excelente, porque comparto con Uds. muchos de los conceptos aquí volcados. Me sirve para fundamentar mis trabajos.
    Muchas gracias!

  2. 11/02/2015 a las 15:29

    Buenas tardes, desde Lectura Fácil Madrid seguimos la revista Babar porque consideramos que los artículos son muy interesantes y nos proporcionan información parar realizar nuestro trabajo. Hemos leído “Nuevas formas de abordar los clásicos en el instituto” de Lorenzo A. Soto Helguera y vemos que no aparecemos como entidad de Lectura Fácil por lo que hemos pensado que debíamos comunicarles que llevamos desde 2013 trabajando por acercar la lectura y la información en este formato en la Comunidad de Madrid. Por ello, estamos a su disposición para cualquier consulta que quieran hacernos. Muchas gracias.

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