No es fácil, pequeña ardilla

No es fácil, pequeña ardillaElisa Ramón
Ilustraciones de Rosa Osuna
Pontevedra: Kalandraka, 2003

No es fácil, pequeña ardilla aborda uno de los temas menos tratados en la literatura infantil, el tema de la muerte. Según el DRAE, la palabra “muerte” significa cesación o término de la vida. Como explica Freud en El malestar en la cultura, la escucha o la pronunciación de esta palabra no nos deja indiferentes casi en ninguna circunstancia. La muerte está indisolublemente unida al sentimiento de dolor, el cual se acentúa enormemente cuando lo que está en juego es la muerte de un ser amado: padre, madre, hermanos, hijos o amigos. Igualmente inaceptable nos resulta la consideración de la muerte propia. Por eso hay una patente inclinación a prescindir de la muerte, a eliminarla de nuestras vidas, y toda una serie de convenciones que aconsejan no hablar de la muerte de una persona cuando el destinado a morir está presente, a recordar únicamente las cosas buenas de una persona muerta, a no nombrar la soga en la casa del ahorcado, etc.

Sin embargo, los niños, ajenos a las convenciones culturales, infringen estas restricciones y no sólo se amenazan de muerte unos a otros, sino que también se enfrentan a la muerte de seres queridos, como la de la madre. Un ejemplo de ello lo encontramos en Siempre te querré, de Debi Gliori (Timun Mas, 2001), donde el pequeño zorro protagonista, que se interroga acerca del amor materno, una de las preguntas fundantes del ser humano, se dirige a ella en estos términos: “Pero, cuando te mueras y te hayas ido, ¿me seguirás queriendo?”.

Los cuentos de hadas enfrentan a los niños con los conflictos humanos básicos, incluido el de la muerte. Como muestra Bruno Bettelheim en su Psicoanálisis de los cuentos de hadas (Crítica, 2001), muchas historias de hadas empiezan con la muerte de la madre o del padre. Por ejemplo, La Cenicienta: “Árase un hombre rico, cuya mujer cayó enferma; y cuando ésta presintió que se acercaba su fin, llamó a su única hijita y le dijo […] A continuación cerró los ojos y murió”. O El campesino en el cielo, que comienza: “Murió una vez un pobre y piadoso campesinito…”. En estos y otros cuentos de los hermanos Grimm, el niño encuentra sugerencias, en forma simbólica, de cómo debe manejarse con dichos conflictos y avanzar sin peligro hacia la madurez.

Aparte de No es fácil, pequeña ardilla, hay otras historias actuales que abordan el tema de la muerte. Es el caso de Como todo lo que nace, de Álisabeth Brani y Tom Schamp (Kókinos, 2000). Los autores establecen una comparación entre los humanos y otros seres vivos (plantas, frutas y animales), de los que muestran el ciclo que va de la presentación, en clave poética, de sus características más preciadas, hasta el deterioro, la enfermedad o el accidente y, finalmente, la desaparición. Este álbum, además, prescinde del consuelo que ofrece la religión al concluir que lo que pase después de la muerte, nadie puede saberlo. En Como todo lo que nace, la muerte se considera el desenlace natural de la vida y también como el destino común que nos iguala al resto de los seres vivos. La muerte como algo natural aparece también en Nana Vieja, de la australiana Margaret Wild (Ekaré, 2000). La muerte de la abuela está vinculada a una estrecha relación con su nieta. Después de vivir juntas y compartirlo todo durante mucho tiempo, una mañana Nana Vieja no puede levantarse. Con calma, va poniendo sus cosas en orden y, finalmente, lleva a su nieta a dar un último paseo para disfrutar de las cosas maravillosas que le rodean.

Otras obras infantiles hablan de lo que el crítico venezolano Fanuel Hanán Díaz (“Variaciones sobre el tratamiento del tema de la muerte en la literatura infantil”, en Revista Latinoamericana de literatura infantil y juvenil, número 4, 1996) denomina “las muertes necesarias”, las que ocurren generalmente en las narraciones de aventuras, las que se dan de manera violenta entre individuos que son enemigos declarados: piratas, bandidos, contrincantes de guerra, etc. Ejemplo de muertes necesarias encontramos en Mambrú se fue a la guerra, que trata del sinsentido de la guerra, o en La isla del tesoro, obra clásica en la novela de aventuras.

No es fácil, pequeña ardilla habla de una ardilla que pierde a su madre y de los sentimientos de dolor que ésta experimenta. Poco a poco, la ardilla acepta la ausencia definitiva de la madre y surge su recuerdo.

Nos hallamos ante un álbum correcto en muchos sentidos. Lo es en cuanto a que la historia da cuenta de un proceso que afecta a la ardilla en tres etapas: el duelo (“La ardilla roja estaba muy triste. Sentía una pena muy honda…”), la aceptación (“No sabía por qué, pero sentía que su madre estaba cerca”) y el recuerdo (“¡Mira! ¡La estrella de mamá!”), que aparecen perfectamente catalogadas.

También en cuanto a que la ardilla experimenta una evolución, un crecimiento emocional o psicológico.

Es correcto como lo puede ser un manual de psicología que se apoya en una base teórica fundamentada.

La ilustración es igualmente correcta, aunque se limita a representar fragmentos del texto, desaprovechando la oportunidad de contar algunas cosas que podrían resultar muy duras expresadas con palabras.

Sin embargo, bajo toda esta corrección notamos que algunas cosas, difíciles de identificar, por otra parte, no funcionan del todo bien. Da la impresión de que el proceso de superación de la muerte de un ser querido es algo que puede ser aprendido, aunque no sea fácil, como se avisa desde el título. El padre, de hecho, lo aprendió cuando perdió a sus padres. Por eso cuando se produce la muerte de su pareja no siente nada. En la obra no aparecen reflejados ni su reacción ni sus sentimientos. Por eso es una obra donde todo se entiende, como en un manual. No hay lugar para la sugerencia, no hay lugar para una lectura abierta, no hay lugar para obtener más de una interpretación, ni para las dudas. Es, pues, más científica que literaria, hay fases psicológicas y falta tensión narrativa, emoción, identificación y catarsis.

A pesar de los libros anteriormente citados, y como dijimos al principio, son muy pocos los que se arriesgan a tratar el tema de la muerte en la literatura infantil. Y creemos que eso se debe fundamentalmente a que es un tema que los propios adultos no hemos solventado, los adultos no nos hemos enfrentado a esta experiencia. Afrontar el tema de la muerte debería conducir a reflexionar sobre la vida y a valorar las cosas hermosas de la misma, como hace la sabia Nana Vieja, que se maravilla ante los paisajes hermosos, el reflejo de una luz o el canto de los pájaros.

5 comentarios en “No es fácil, pequeña ardilla

  1. Luzma Díaz
    23/05/2013 a las 16:30

    Es un libro hermoso que puede servir de consuelo a esos niños que por cosas de la vida se quedaron sin su mami, tratando de hacerles ver que no es facil pero que las personas que nos aman siemper estarán cerca

  2. Martha
    26/02/2011 a las 01:47

    Es un libro hermoso

  3. jonathan rodrigo
    07/11/2010 a las 19:38

    Fue un libro muy interesante, pues habla sobre una familia de ardillas que al morir la madre, la pequeña ardilla no sade que hacer,
    su madre antes de morir le dice que siempre que la extrañe suba al àrbol y que ahì estarà una nuez, y que esa nuez serà ella que con ella
    podra hablar y contarle todo lo que le pase, la pequeña ardilla subìa al àrbol cada que lo necesitaba pero no sentìa consuelo alguno, un dìa llego al àrbol un sabio y viejo buho que le dijo una frase con la que nombraron al libro “NO ES FÀCIL PEQUEÑA ARDILLA”
    puès su ausencia es muy difìcil para ella, no sabe como continuar viviendo sin su mamà. Finalmente ella se da cuenta que su mamà siempre ha estado con ella.

  4. allexa
    26/01/2009 a las 19:29

    se ve muy bien espero q muchos niños lo lean

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