Vicente Muñoz Puelles
Madrid: Edelvives, 2004
IV Premio Alandar

Sonia sufre un problema de anorexia que sus padres tardan en detectar. La lucha día a día por adelgazar, comiendo poco y haciendo ejercicio, la no aceptación de sí misma y el encerrarse en su propia angustia, son la realidad cotidiana de la adolescente, una realidad observada inevitablemente desde su mirada subjetiva. A pesar de tratarse de una familia que se podría considerar objetivamente “no conflictiva”, en cualquier caso es un entorno aparentemente agradable y carente de problemas serios; pero el sentimiento de soledad e incomprensión acompañan la vida de la protagonista.

Sonia ingresa en un hospital para tratamiento de la anorexia, y cuando parece que está curada, o al menos ya no necesita la supervisión continua de especialistas, le dan el alta y su padre planea con ella un viaje a Londres. En el mercadillo de Portobello encuentra una foto antigua de un piel roja que le llama mucho la atención. Una vez en España comienza a investigar sobre estos indios y sobre el personaje en concreto que aparece en la fotografía. La investigación le lleva a viajar a Barcelona para buscar la tumba del piel roja. Más tarde se pondrá en contacto con una reserva de indios en EEUU y les comunicará que los restos de un antepasado suyo se encuentran en la ciudad catalana. A partir de aquí, la novela transcurre por un terreno un tanto inverosímil. El final resulta tan redondo como irreal.

La enfermedad de Sara, la superación, la relación tan especial que tiene con el padre y finalmente el interés que le suscita la foto de Portobello, son los temas que van construyendo esta historia tan bien escrita y en muchos momentos entrañable.

En mi opinión, nos encontramos ante una novela que ha elevado el listón del premio Alandar, sin embargo creo que se trata de una obra menor dentro de la trayectoria literaria de Vicente Muñoz Puelles.