Imagina animales

Xosé Ballesteros
Ilustraciones de Juan Vidaurre
Sevilla: Kalandraka, 2008

Un abrenoches que estira sus alas de color acero para vigilar el sueño del bosque, un metrocol que se esconde en su concha color carmín y se dedica a operaciones aritméticas y un tibulatas que se alimenta de barcos hundidos en el corazón del océano pacífico, son algunos de los personajes que pueblan la selva imaginaria de esta creación conjunta de Xosé Ballesteros y Juan Vidaurre.

Tras los objetos de uso cotidiano hay una vida inesperada y las páginas de este libro nos invitan a descubrirla. Y es que Imagina animales es una llamada al lector a liberar a los objetos de su contexto original y dejarlos volar hacia un nuevo sentido lleno de humor y paradojas.

Se trata aquí de autores con mirada lúdica y atenta. Xosé Ballesteros y Juan Vidaurre posan su atención en un plátano y le hacen olvidar por un minuto su naturaleza de plátano, luego en un delfín que olvida por otro tanto su carácter de mamífero acuático. El resultado de esta unión de  descontextualizaciones: un platafín que guía a los cayucos provenientes de África y deja tras de sí una estela con aroma a vainilla.

El libro aparece como puerta a un extraño mundo donde  nada es lo que era hace un segundo y donde la imaginación abre paso a una realidad llena de presencias entrañables y sorpresivas.

Escritura y arte visual logran aquí una dupla perfecta. Inspirado en el trabajo poético visual de Joan Brossa y en la estética del fotógrafo Chema Madoz, Juan Vidaurre transforma la esencia de los objetos. Zapatos, llaves e interruptores, ente otros, son dotados de ojos, patas, alas y bocas, para cobrar una nueva vida que despierta la curiosidad de quien acepta este juego de locas asociaciones.

Xosé Ballesteros, por su parte, maneja con maestría el ritmo del cuento breve dando origen a textos precisos y llenos de sentido del humor. ¿Sabía el lector que el hundimiento del Titanic en lugar de ser cosa de icebergs fue la obra de un banco de tibulatas -mezcla de tiburón y abrelatas- hambrientas? Imposible asomarse a los juegos lingüísticos de estos textos sin recordar la sorpresa de Alicia Tras el Espejo o la ternura escondida en esos absurdos y queridos Cronopios de Cortázar.

Un libro que presenta una característica que el lector de toda edad agradece a la hora de hablar de literatura infantil: ser más que un libro para niños, un libro para ser leído desde la infancia. Mientras el lector adulto probablemente se recordará a si mismo concentrado en ese insecto brillante que se hacía pasar por ampolleta, el lector niño encontrará la excusa perfecta para seguir descubriendo las posibilidades mágicas de los objetos que nos rodean.

Seguro que al cerrar las páginas del libro ambos coincidirán en que hay un  mundo de maricierras, fregulpos y abrenoches, que quietos en los rincones más insospechados de la casa, sólo esperan ser descubiertos.

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