Gracias, conejito, por una tarde maravillosa

Gracias, conejito, por una tarde maravillosaJimmy Liao
Traducción de Jordi Ainaud i Escudero
Granada: Barbara Fiore, 2013

Nada es por casualidad en las obras de Liao: todos los elementos de sus libros tienen una importante carga simbólica. Algunos son fáciles de interpretar y otros, en cambio, permanecen como un complicado enigma sin resolver aun después de varias atentas lecturas.

Las imágenes aquí son en blanco y negro, no tienen esos intensos coloridos a los que Liao nos tiene ya tan habituados. Unas veces son como visionar una serie de diapositivas antiguas, y otras, como fotogramas de una película; la alternancia del contraste blanco/negro indica con una impecable sutileza si estamos presenciando un momento del presente, de la vida adulta, o un recuerdo del pasado, de la infancia, hasta que unas y otras se acaban fundiendo como el lector se funde con la protagonista y ya no sabe si está viendo o recordando, si es niño o adulto.

Liao reúne en este libro varios de sus temas habituales: la soledad, la nostalgia, el placer de las cosas sencillas, el miedo al «siguiente viaje»… Temas clave que en realidad son las emociones con las que convivimos cada día. Ese es quizá su punto fuerte: hablar de las cosas más cotidianas como si fueran algo extraordinario. Pero el hilo conductor es sin duda la nostalgia y la melancolía que, asociadas con un viaje y con las despedidas que este implica, forman aquí un auténtico retrato de soledad.

La tristeza de los lugares venidos a menos, en este caso un zoo que cierra sus puertas, es el punto de partida de este recorrido por la vida, los sueños y los buenos recuerdos de unos momentos que parecen muy alejados en el tiempo (aunque a lo mejor no lo son tanto). La añoranza y el deseo de volar dan alas a la protagonista para embarcarse en este viaje lleno de ternura en el que también se vislumbra un anhelo, un deseo incumplido, la necesidad quizá de soltar amarras, de dejar en el pasado lo que pertenece al pasado y mirar hacia delante, hacia el nuevo día que comienza entre los árboles, hacia un nuevo viaje.

El texto, que nos llega, como en muchas otras ocasiones, a través de la hermosa traducción de Jordi Ainaud i Escudero, es breve y delicado, como versos de un mismo poema dividido en páginas. Las ilustraciones son sencillas y limpias y tienen un fuerte impacto visual acentuado por el contraste blanco/negro, que por momentos se torna gris y que se encamina hacia un intenso (pero apenas perceptible) verde. Son hermosas escenas que invitan a emprender un viaje similar a través del tiempo y los recuerdos de cada uno y a reflexionar sobre la vida que llevamos y la que soñábamos con llevar cuando éramos niños.

Una sola tarde con este pequeño conejito blanco da para repasar toda una vida. Ahora la protagonista ya sabe adónde se dirige, solo queda ver quién la acompañará en su nuevo viaje.

Yo me apunto, desde luego.

Gracias, conejito, por una tarde maravillosa (Jimmy Liao)

1 comentario en “Gracias, conejito, por una tarde maravillosa

  1. keyry muller
    22/03/2014 a las 21:22

    Admiro la dedicación del escritor, el detalle y sobre todo, captar el interés en la lectura que ese el propósito siempre de una buena literatura. Excelente.

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