¡Zas Pum!

Heinz Janish
Ilustraciones de Helga Bansch
Santa Marta de Tormes (Salamanca): Lóguez, 2003

Hay libros que precisamente por su sencillez admiten innumerables lecturas. En ¡Zas Pum! la brevedad del texto, los colores pastel de sus dibujos y la ingenuidad de las expresiones del pájaro protagonista nos invitan a una lectura inocente de la que extraemos un mensaje positivo sobre el valor de la diferencia, la aceptación de cada uno tal cual es y el sentido de la amistad.

Pero juguemos a ser algo más perspicaces, juguemos a mirar por debajo de la superficie. Bajo los suaves colores hay ricas texturas y matices de color que le dan una gran calidez a los dibujos repletos de movimiento. Y bajo una historia sencilla de final feliz nos encontramos con toda una compleja sesión de psicoanálisis a través de la que el protagonista podrá reconocerse y vivir asumiendo su peculiaridad, ayudado por una liebre doctora y un sofá.

Pero podemos ir todavía un poco más allá. Zas Pum no puede cantar porque tuvo un accidente y una puerta se cerró para siempre en su cabeza, pero el libro se dedica a “quienes oyeron alguna vez “Zas pum” en sus vidas”. Y esto enriquece más el libro, porque a todos se nos cierran puertas alguna vez: angustia, tristeza, pena… y esta historia nos recuerda que en la mitad de un campo puede existir una esperanza verde y una libre escuchadora que nos ayude a encontrar la salida.

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