¡Yo quiero una mascota!

Lucía Serrano
Barcelona: Thule, 2009

Segundo álbum de la joven ilustradora Lucía Serrano, que ya demostró su talento en El día que olvidé cerrar el grifo (Anaya, 2009), Premio de Álbum Infantil Ilustrado ‘Princesa de Áboli’ 2008. A diferencia de este, ¡Yo quiero una mascota! está realizado en bitono, lo cual no es un obstáculo para la expresividad que consigue transmitir Lucía a sus personajes. De nuevo recurre a la mezcla entre representaciones realistas (los animales) y otras más estilizadas (la niña protagonista y los escenarios), lo que viene a confirmar su excelente dominio técnico.

El hecho de que esta vez Lucía se haya centrado en los objetos que quedan en primer plano (la niña, los animales, unos pocos objetos), eliminando fondos a color, da más fuerza a los elementos importantes de la historia, aunque se echan de menos esos detalles minúsculos y sorprendentes que no nos cansábamos de buscar en El día… Como curiosidad, hay objetos que se repiten entre ambos libros, como la lámpara de papel del techo, la bañera… Guiños que reconocerá enseguida quien haya leído el primer álbum.

Y de postre unas guardas muy elaboradas en las que vemos una galería de mascotas metidas en cajas, asomando la cabeza, el pico o las patas. Seguro que darán mucho juego para que los pequeños lectores adivinen qué hay dentro. Y sin necesidad de abrir el libro también podemos apreciar el juego que Lucía crea entre la primera y la cuarta de cubierta. No es necesario el texto descriptivo que suele ir impreso en todos los libros, porque al dar la vuelta al libro nos damos cuenta de por dónde van los tiros.

No nos olvidamos del texto, porque, al igual que en su primer álbum, Lucía habla en primera persona, y de qué manera, pues en las poco más de diez líneas que puede ocupar toda la historia no sobra ni falta una palabra. Oímos a un niño cuando leemos, y no a un adulto haciéndose pasar por un niño. Lo mismo que ocurre en las expresiones de la niña protagonista, perfectamente reconocibles por cualquiera.

Esperemos que la excelencia que Lucía está demostrando en estos dos trabajos siga así en los próximos, que sin duda los habrá.

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