22 huérfanos

Tjibbe Veldkamp
Ilustraciones de Philip Hopman
Fondo de Cultura Económica, 2000

Se trata de un álbum que desarrolla, con gran sentido del humor y un punto de vista nada políticamente correcto, el posible conflicto entre la necesidad que tiene el niño de jugar y la conveniencia de cierta disciplina impuesta por los adultos.

Los veintidós niños de un orfanato -entre los que se puede reconocer a personajes como Mowgli, Cenicienta, Pipa Calzaslargas, Oliver Twist, Batman y un elefante que recuerda a Elmer- no tienen juguetes pero sí imaginación, y se lo pasan muy bien inventando maneras, a veces un poco arriesgadas, de divertirse. Hasta que llega una directora demasiado rígida que prefiere la seguridad del aburrimiento al peligro de la libertad: todos a la cama. Pero el niño es un triunfador nato, y siempre sabe buscar soluciones. En este caso consigue, mediante una ingeniosa y divertida broma, que el adulto rememore su infancia y se haga cómplice de sus juegos.

Las ilustraciones de Hopman, perfectamente adecuadas a la comicidad de la peripecia, son de trazos ágiles y sueltos, colores matizados y bien secuenciadas, de forma que puede entenderse el núcleo de la historia sin necesidad del texto. Recuerdan a Quentin Blake. Hopman, artista holandés que cambió el cultivo de tulipanes por el dibujo, no es conocido en España, pero ha publicado en su país cerca de veinte libros ilustrados, entre ellos alguno con texto de Astrid Lindgren. Por 22 Huérfanos obtuvo el premio Pincel de Plata.

En definitiva, álbum recomendable para primeros lectores, muy divertido y no exento de calidad artística, tanto en el irónico texto, impecable, como en las provocadoras imágenes.

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